Yo tengo un millón de amigos
Una magnífica y divertida concurrencia le dio un marco excepcional al tradicional festejo que el Club Italiano realiza en cada “Día del amigo”. Fue la demostración de que el poder de convocatoria de nuestra institución sigue intacto.
El pasado Sábado 21 de julio volvimos a estar de fiesta. El salón del Club Italiano estuvo colmado por un montón de amigos, que desparramaron sus ganas de pasarla bien divirtiéndose como locos. Comieron, charlaron, cantaron, se reencontraron y estuvieron muy a gusto compartiendo su día. La sobria, elocuente y divertidísima propuesta del animador, Jorge Jadur, motivó la participación de todos los asistentes, que protagonizaron atrevidos movimientos de baile, curiosas ejecuciones instrumentales y “tararearon” de manera discutible, por lo menos, algunas canciones. Para el recuerdo: la interpretación realizada por Alberto Scenna, “vice” del club, de una canción de Sandro, tarareada, que motivó la risa y el espanto de los asistentes. Tanta simpatía, generada por la iniciativa de Jadur y el buen humor de todos. Como es tradición, la cocina de nuestro club volvió a destacarse. Una suave entrada anticipó el arribo de los tallarines a las mesas, que estuvieron a la altura de la rica historia gastronómica que caracteriza a la institución. Fue conmovedor el trabajo que hicieron “Nina” Santeusanio e Isabel Carrizo en la parte de atrás de la escena, encabezando el equipo de cocina que también integraron Domingo Santeusanio, Fernando Sperduti, el “Señor” Carrizo y otros muchos colaboradores que desinteresadamente dieron forma a la propuesta. La Comisión Directiva se lució en la organización del evento, y en el rostro de cada uno de sus integrantes se observaba la satisfac-ción que produce el trabajo bien realizado.
Es bueno observar que este tipo de eventos demuestra que la convocatoria del Club Italiano sigue vigente. Esta querida institución construyó su historia de la mano de este tipo de eventos, necesarios para la reunión familiar y para despejar las mentes de la rutina cotidiana. Este festejo del “Día del Amigo” nos permite ser optimistas para la próxima cena aniversario, porque todos los que estuvieron parecían estar esperando que el club los convocara. Lo demostraron a partir de la excelente predisposición que tuvieron para divertirse, del magnífico buen humor que derrocharon y del despliegue que hicieron en los espacios dedicados al baile que propuso el “profe” Jadur.
La colectividad portuguesa estuvo presente en esta fiesta, tal como lo había estado en el homenaje que se hizo al “Día del inmigrante Italiano”, el pasado3 de junio. Ocuparon una enorme mesa cerca del escenario y participaron activamente de la propuesta. El “Club Italiano” parece haber cumplido el deseo que Roberto Carlos hizo canción, porque ya tiene un millón de amigos. Por eso el título. Claramente renovado, su público sigue siendo numeroso. Más deshinibido, marca diferencias con el de otras épocas, más multitudinarias y conservadoras. Fue hermoso imaginar que, satisfechos por ver su salón lleno desde el cielo, los que ya no están se hubieran mirado gritándose: “¡Estamos vivos!”. Lo pensé.
PABLO SPERDUTI
Nota publicada en "Club Italiano la revista" del mes de Julio.
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