La mística copera de Boca
Boca pasó a los cuartos de final de la Copa Libertadores superando a Cruzeiro, de Brasil, por 2-1, en el partido que sirvió como revancha del disputado en Buenos Aires, la semana anterior. Los goles fueron anotados por Rodrigo Palacio y Martín Palermo, en la primera etapa. Descontó Wagner para el equipo de Belo Horizonte.
La mística sostiene cualquier sueño. Cuando parece que se cae, que su juego está deslucido, que no termina de convencer a los hinchas, aparece en toda su dimensión para mantener en alto las esperanzas de obtener el séptimo trofeo continental, máximo galardón que América puede brindar a los equipos de la región. Boca tiene mística. Ya sabe de batallas difíciles, está habituado a enfrentar desafíos que lo muestran, en la previa, vulnerable. Y es por eso que, cuando la presión está al máximo, juega como ningún equipo puede hacerlo en todo el continente americano. Así fue en Belo Horizonte, ayer, frente al temido Cruzeiro. Así será siempre por la Copa, porque ya está metida en las entrañas de Boca.
¿Imaginaban a un tal Luciano Monzón jugar el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores como si fuera un consagrado y experimentado jugador de fútbol?¿Podía pensarse, antes del partido, que Johnathan Maidana anulara a los veloces delanteros del Cruzeiro, sin perder un solo mano a mano y anticipando siempre las jugadas? Eso es mística. Esos chicos recién están empezando en el fútbol, pero se criaron en las divisiones inferiores de un equipo que lleva diez años en lo más alto del fútbol de América, y se contagian de esa magia. Entonces son confiables, y hacen olvidar al "Chicho" Serna, al "Capitán" Bermúdez, a Diego Cagna, y a varios más. Y si, además, comparten la formación con Sebastián Battaglia, Martín Palermo y Rodrigo Palacio, se les agrega la seguridad que necesitan para mostrar todo lo que saben.
Boca está por encima de los pronósticos previos, más allá de la realidad de su juego. Es demasiado grande la motivación que tienen sus jugadores cuando hay que jugar por la Copa. Ahora se viene el Atlas de México. Un buen equipo. Pero no importa el rival que le toque. Su amor propio y su mística copera, esa que perdurará por siempre porque fue sembrada con gloria,
lo hacen inalcanzable para cualquiera.
TANOPERIODISTA
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