Friday, November 30, 2007

APASIONANTE DEFINICIÓN DEL TORNEO APERTURA


Lanús está muy cerca de lograr el máximo triunfo de su historia

EN EL SUR PREPARAN EL GRITO SAGRADO


En el sur del Gran Buenos Aires hay un pueblo feliz. Hay gente abrazada a una ilusión, esperanzada y expectante. Ansiosa y alegre. Ese mágico lazo que el fútbol crea entre un equipo y sus seguidores se manifiesta a pleno en Lanús, ciudad y barrio, calle y potrero. Allí, sólo se habla de fútbol. De lo que va a pasar el domingo cuando los "pibes" jueguen contra Boca en la Bombonera de Buenos Aires para ser campeones por primera vez en los 92 años de historia "granate". Arreglan el encuentro en el bar o en la casa para ver el partido, invitan a los conocidos de los amigos, a los conocidos de los amigos de los amigos para ser más, hacer más fuerza por el equipo y abrazarte más fuerte después de la victoria.

El pueblo de Lanús respira fútbol hasta por los poros en estos días festivos, previos a una oportunidad única e inédita de ser campeones. Es ahora o nunca.

La ilusión del conjunto que dirige Ramón Cabrero está sustentada en sólidas bases. Los tres puntos de ventaja que le sacó a Tigre le permiten llegar al estadio de Boca con la tranquilidad de saber que con sólo empatar, dará la vuelta olímpica. Aún perdiendo, si los de Victoria no ganan, se quedarán con el título. Todo depende de ellos, de "Chiquito" Bossio y su notable regularidad, de Rodolfo Graieb y su experiencia, de la firmeza de Ribonetto y Hoyos, de la regularidad y el sacrificio de Fritzler, de la fantasía de Valeri, el hombre diferente, y del hambre de "Pepe" Sand, al fin consagrado y reconocido. Esas son sus armas más poderosas, los argumentos más convincentes que presentó en el Campeonato dentro de la cancha. Fuera de ella, la humildad, el trabajo y la voluntad puesta al servicio del conjunto resultaron ser los valores que marcaron la diferencia entre Lanús (y Tigre) y el resto.

Falta un partido. Sólo un punto lo separa de la gloria. Sólo 90 minutos para gritar más fuerte que nunca. Pero parece una eternidad para ellos, los futbolistas y los hinchas. La Bombonera será el escenario, el Boca de Miguel Russo el rival. Pero los "pibes" de Ramón Cabrero saben que otra como ésta no tendrán. Es el domingo. Ojalá que la gloria llene sus corazones.


TANOPERIODISTA

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