¡POR FIN, DOCENTES!
Quisiera saber cuándo fue la última vez que los docentes de todo el país no se adherían en masa a una medida de fuerza en señal de protesta. Si la memoria no me falla, el año 1988 marcó el último de estos acontecimientos, cuando las clases comenzaron cuarenta días después del inicio establecido. Estaba esperando desde hacía mucho tiempo la reacción de los docentes. Deseaba la adhesión de los educadores a una causa común, que hiciera indiscutible la decisión de mantener las escuelas cerradas. Pude apreciar que las esperanzas de sostener con firmeza la unión de todos cuando la situación lo hace indispensable. Si hoy trabajábamos, ¿qué cara le poníamos a los alumnos que nos preguntaran por qué hoy dábamos clases?¿Qué ejemplo les íbamos a dar a los chicos si nos transformábamos en cómplices de actos propios de las dictaduras que soportamos?
Hicimos bien en mostrar nuestro repudio a la represión que tanto daño le hizo a los ciudadanos argentinos. Hicimos bien, porque ahora sabemos que podemos estar todos juntos, docentes estatales y privados, primarios, secundarios, terciarios y universitarios. Y logramos la adhesión de toda la población y de todos los sectores laborales del país, acostumbrados, otras veces, a quejarse porque hacemos paro. ¡Por fin entendimos!. Espero que sea para aprender una lección.
Eso si: para que reaccionáramos todos juntos, tuvo que morir un compañero nuestro reclamando un derecho. Por mucho menos, debiéramos tener la misma reacción. Sepámoslo para la próxima.
TANOPERIODISTA
Quisiera saber cuándo fue la última vez que los docentes de todo el país no se adherían en masa a una medida de fuerza en señal de protesta. Si la memoria no me falla, el año 1988 marcó el último de estos acontecimientos, cuando las clases comenzaron cuarenta días después del inicio establecido. Estaba esperando desde hacía mucho tiempo la reacción de los docentes. Deseaba la adhesión de los educadores a una causa común, que hiciera indiscutible la decisión de mantener las escuelas cerradas. Pude apreciar que las esperanzas de sostener con firmeza la unión de todos cuando la situación lo hace indispensable. Si hoy trabajábamos, ¿qué cara le poníamos a los alumnos que nos preguntaran por qué hoy dábamos clases?¿Qué ejemplo les íbamos a dar a los chicos si nos transformábamos en cómplices de actos propios de las dictaduras que soportamos?
Hicimos bien en mostrar nuestro repudio a la represión que tanto daño le hizo a los ciudadanos argentinos. Hicimos bien, porque ahora sabemos que podemos estar todos juntos, docentes estatales y privados, primarios, secundarios, terciarios y universitarios. Y logramos la adhesión de toda la población y de todos los sectores laborales del país, acostumbrados, otras veces, a quejarse porque hacemos paro. ¡Por fin entendimos!. Espero que sea para aprender una lección.
Eso si: para que reaccionáramos todos juntos, tuvo que morir un compañero nuestro reclamando un derecho. Por mucho menos, debiéramos tener la misma reacción. Sepámoslo para la próxima.
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