
Un verdadero campeón
Darío Lencina es el arquero de la Selección argentina de fútbol para ciegos. El título mundial obtenido el año pasado lo confirma como uno de los grandes deportistas de la historia de Escobar.
Ese pequeño de cuatro años que corre sin parar y se lleva todo por delante, es Darío Lencina. Su mamá está en la zapatería que mi viejo tenía en la Avenida San Martín, ayudando a su hija, Roxana, a probarse un par de calzados. De pronto, en la puerta de ese local comercial, se escucha un estruendoso choque y, luego, un golpe. Darío se había llevado por delante a mi papá, que estaba entrando al negocio. Preocupado y dolorido, ayudó al chico a levantarse, y le preguntó: “-¿Te lastimaste?-”. El “diablillo” de ese día se incorporó, lo miró a los ojos, y respondió con su voz alta y confusa de entonces:”-¡Lochana che ta pobá chapato!-”. Hecha la sentencia, siguió corriendo como si el “porrazo” no se hubiera producido. Las carcajadas siguientes de todos eran porque nadie le había entendido nada. Entonces, la madre, tradujo para los presentes los dichos de su nene:”-Roxana se está probando un par de zapatos-”. Es un momento que habitualmente recordamos con mi papá. Es que nos causaba asombro la energía que tenía Darío. Y pude corroborar que en él, esa energía constituye, hoy, una gran virtud, porque, a los 26 años, no le alcanza el día. “-Me levanto todos los días a las cinco de la mañana y trabajo hasta las 15.30 hs. A las 16 tengo que estar en el CENARD (Centro Nacional de Alto rendimiento Deportivo) para entrenar con “Los Murciélagos” hasta las 18.30. De ahí me voy a cursar las clases del Profesorado de Educación Física hasta las 23. Llego a casa a las doce “filtrado”. Pero no me quejo. Es lo que elegí. Y me gusta hacerlo-”. Inevitablemente, la charla se orienta hacia el suceso más extraordinario de su carrera deportiva. “-Con la Selección Argentina de fútbol para ciegos entrenamos los lunes, martes, jueves y viernes. Nos concentramos cuatro días por mes en el CENARD o en alguna provincia. Somos dieciséis jugadores y cuatro arqueros. Allí se nos hace todo tipo de pruebas físicas y psicológicas relacionadas con el alto rendimiento deportivo-”. La experiencia en el fútbol convencional la hizo en Villa Dálmine, de Campana. “-Estuve 10 años en el club. Jugué dos partidos en primera división después de hacer todas las divisiones inferiores. Pero una lesión en una vértebra puso un freno en mi carrera. No pude volver a ser el futbolista que era antes. Mi físico cambió mucho. Pero también tuve un cambio de actitud que no me permitía arriesgar como antes. Me recuperé de la lesión y empecé a estudiar el Profesorado de Biología, que dejé en segundo año. Ese año, el entrenador del equipo de fútbol de ciegos de Escobar le preguntó a mi papá si conocía algún arquero para el equipo. Así que me lo propuso, acepté y allí empezó mi historia con este deporte. Representábamos a la Municipalidad en una liga Nacional-”. Le gustó enseguida. “-El primer partido fue en el club Comunicaciones. Tapé una pelota que todavía no puedo entender como hice. Me adapté muy bien y el ambiente me pareció interesante. El primer gol me lo hizo Silvio Velo, que es considerado el mejor jugador del mundo en la actualidad. Fue en Córdoba, en mi segundo partido. Esa noche no pude dormir. ¡No podía creer que un ciego me hubiera hecho un gol!. Fue de tiro libre. Pensaba: “-No existo-”. Después me tranquilicé y empecé a habituarme estas situaciones-”.El fútbol de ciegos no está profesionalizado. Sólo la buena voluntad de municipios, asociaciones o instituciones permite cubrir los gastos de los equipos que se desempeñan en esta modalidad. Ni siquiera la Selección nacional, que, al menos, tiene el apoyo de “Orígenes”, que, en realidad, es “sponsor” de la Federación.
Adaptarse a las características especiales de sus compañeros de equipo no fue nunca un problema. “-Nunca sentí el rechazo, y tampoco me costó demasiado la convivencia con ellos. Al principio estaba al servicio de mis compañeros. Hasta que en el 2002 el trabajo del arquero se hizo más profesional. Cambió el lugar de entrenamiento, la exigencia en el rendimiento, el equipo de trabajo contaba con más integrantes y apareció un proyecto a futuro para el equipo-”. -¿Cuáles son las potencias en el fútbol de ciegos?-
“-Son Brasil, España y Paraguay. Argentina se arrimó al máximo nivel en los últimos años-”. Los resultados empezaron a darse desde esa fecha. En 2001 “Los Murciélagos” obtuvieron el subcampeonato en la Copa América, primer torneo de Darío en el arco albiceleste. Después vino el título mundial de 2002 en Río de Janeiro, la Copa IPSA contra España, el tercer puesto en la Copa América de 2003 en Colombia, en 2004 se quedaron con la medalla de plata en los Juegos
Olímpicos y campeón de la copa IPSA, en 2005 campeones de América (primer triunfo sobre Brasil: 2-0) y campeón del mundo en 2006. “-Argentina ya está instalada como potencia del deporte-”, señala entusiasmado. “-Los rivales ya saben que para ganarnos tienen quedar lo máximo que tienen-”. Sobre las características del juego del equipo nacional comenta:”-Somos un equipo con variantes. Si tenemos que tocar, tocamos, si hay que ser firmes en la marca lo hacemos, y tenemos buenas individualidades-”. La importancia del arquero tiene otros matices en este fútbol. “-Yo dirijo la defensa. Soy el que indica a los defensores cuando salir a marcar, cuando “bajar” al rival o cuando taparlo. A veces se puede y otras no. Las circunstancias del juego no son siempre las ideales-”. La rutina diaria, y el despliegue de actividades que realiza en cada uno de sus días no le permitían darse cuenta de la importancia que tiene el hecho de ser campeón mundial para un deportista argentino. “-Recién cuando me fui de vacaciones en verano pude reaccionar. El sacrificio que uno hace para seguir en esto es muy grande. Lo más impresionante es cantar el Himno Nacional en el exterior. Me sorprendió mucho ver a tanta gente seguir al equipo, en el CENARD, por televisión, en los diarios. Me parecía raro abrir el diario y ver nuestro triunfo en titulares destacados-”. La integración social de los ciegos es un tema decisivo en esta historia. “-Recuerdo la tapa del Diario “Olé”. Decía “Siga el braile, siga el braile”. Esto forma parte de la integración social. Mucha gente ni sabía lo que era el braile, y a raíz de ese título, comenzó a preguntar de que se trataba. Por eso, creo que este triunfo sirvió para que se conozca el “mundo de los ciegos”, para que el padre de un chico que no ve se de cuenta de que su hijo no tiene que ser escondido, que tiene posibilidades de hacer actividades que sirven para aumentar su autoestima. Sería bueno que los lleven a conocer ese mundo para que se motiven a participar de esos trabajos-”. De aquel niño inquieto, a este hombre dispuesto a sacrificarse para crecer. Reflexivo e inteligente, un referente para los jóvenes.
TANOPERIODISTA