Decisiones pobres e insuficientes
Disparate nacional
La propagación del virus de la gripe A parece no conmover en lo más mínimo al gobierno de Cristina Kirchner. Su evidente falta de capacidad para solucionar este problema permite confirmar que los argentinos somos carne de cañón para este grupo de prepotentes e inadapatados que detentan el poder. El capricho inexplicable e inadmisible de hacer las elecciones para después anunciar el caos no tiene perdón de parte de ningún argentino.
Causa tristeza que los argentinos seamos tan ingenuos. Causa fastidio, a veces, que no sepamos como hacer para cambiar nuestra realidad. Produce impotencia saber que un gobierno está poniendo en riesgo serio nuestras vidas por el solo interés de asegurar su frágil subsistencia. Me parece nefasto observar la falta de conciencia de la mayoría de los argentinos ante la situación de urgencia extrema que vivimos por estos días con la propagación demasiado acelerada de la gripe A. Una propagación permitida por la falta de decisión de nuestro gobierno, que, una vez más, se empecina en negar la realidad más evidente, continuando con la obsesión de tomar a sus compatriotas por estúpidos.
Sin embargo, no puedo emitir esta opinión sin dejar pasar la permisividad con la que los argentinos dejan que su gobierno lleve adelante los más inesperados disparates que se le puedan ocurrir hasta al cómico más imaginativo. Y esto lo puedo fundamentar con el resultado de las últimas elecciones, en los que se vio a una masa de votantes desinformados, poco comprometidos con su realidad y repitiendo, una vez más, errores del pasado. El solo objetivo de castigar al gobierno movilizó a la población a votar como opción a la fuerza de Unión Pro, un engendro diabólico integrado por un empresario emparentado con los grandes negociados que durante el menemismo dejaron al país sin recursos naturales propios, por un tatuado impresentable que apoyó abiertamente la candidatura de Carlos Menem en las elecciones de 2003, y por un justicialista del riñón de Eduardo Duhalde. Es increíble, además, que empresarios representantes de la derecha más extrema del país sean los referentes del peronismo disidente porque, además, niegan serlo. Seguimos repitiendo errores del pasado. Sólo tenemos que trasladarnos a las presidenciales de1989.
Me cuesta seguir creyendo en el deseo de los argentinos de querer cambiar las cosas. O no quieren, o no saben como hacerlo. Me quedo con la primera opción de todos modos. No puedo encontrar la intención de intentar cambiar las cosas en el votante. Algo nos pasa. Pareciera que estamos enloqueciendo. No podemos maltratarnos durante tanto tiempo sin analizar los hechos que acontecen de manera evidente.
Seguimos siendo culpables como pueblo de todo lo que nos pasa. Porque no queremos aprender (y al gobierno le gusta eso: cerró las escuelas a los alumnos por la gripe pero hizo ir a los maestros, cosa que se enfermen y queden varios inteligentes menos), porque somos incapaces de comprometernos seriamente con nuestra realidad y porque decidimos a quien votar viendo a Tinelli.
Me quedan cada vez menos esperanzas.
TANOPERIODISTA
No comments:
Post a Comment