El fútbol que padecemos
La selección argentina de fútbol perdió por 2-0 frente a Ecuador, en Quito, por la 12° fecha de la eliminatorias mundialistas sudamericanas. Este resultado complica las chances de nuestro representativo para obtener la clasicación para Sudáfrica 2010. Más allá de la derrota, es preciso analizar algunas razones que provocan el flojo rendimiento de jugadores que se encuentran en la cúspide del fútbol mundial.
Ecuador aprovechó el falso momento que está atravesando la selección argentina y le ganó 2-0 en Quito. De esta manera, el equipo local se ubica 5° en la tabla de posiciones de las eliminatorias sudamericanas, y está obteniendo el derecho a jugar el repechaje que otorga otra plaza para el mundial de Sudáfrica frente al 4° equipo clasificado de la CONCACAF. Los goles los convirtieron Ayoví y Palacios en el segundo tiempo. El equipo argentino, por su parte, quedó en el 4° lugar con 22 puntos, demasiado cerca del abismo.
Luego de un primer tiempo favorable, en el que Carlos Tévez desperdició un penal, el conjunto albiceleste sintió el ritmo del partido y lo perdió en los últimos 25 minutos, cuando el rendimiento físico comienza a disminuir por efecto de la altura de la ciudad de Quito, que se encuentra a 2850 metros sobre el nivel mar. Sin embargo, para la realidad del equipo que conduce Diego Maradona este aspecto es absolutamente circunstancial, ya que las individualidades no rinden al nivel que se espera de ellos y no se observa una línea de juego ni una propuesta colectiva que identifique al conjunto al margen de los resultados. Eso es lo que preocupa a 4 fechas del final de las eliminatorias.
La selección está integrada por los mejores jugadores de nuestra realidad futbolística. Esa es una verdad indiscutible. Lionel Messi está a punto de ser elegido el mejor jugador del año en Europa, Carlos Tévez es pretendido por varios equipos grandes del Viejo Continente, lo mismo que Sergio Agüero; Gago y Heinze son titulares en el Real Madrid, la lista es larga y conocida. Pero a todos (salvo a Mascherano y Verón) les falta el fuego sagrado que se requiere para defender los colores de la camiseta nacional. No sienten el compromiso de representar al deporte más popular de su país vestidos con la celeste y blanca. No tienen la responsabilidad suficiente para asumir que son los máximos responsables de llevar a la Argentina al campeonato mundial de Sudáfrica 2010 porque para ellos el mundial dejó de ser un certamen deportivo especial, porque no lo necesitan como vidriera para jugar en los mejores equipos del mundo y obtener buenos réditos económicos con ello. Esta nueva generación de jugadores no necesita de los mundiales porque el hambre de gloria desaparece demasiado pronto de los objetivos de estos chicos que solucionan toda su vida económica con el sólo hecho de ser transferidos al exterior cuando apenas son adolescentes. Entonces, el éxito comercial de su profesión queda garantizado sin que tengan la necesidad de sacrificarse por su camiseta, porque, además, a muchos de ellos parece no gustarles lo que hacen.
No veo una solución a corto plazo. Sólo tengo la esperanza de que Diego Maradona sea el que les meta en el corazón a estos chicos el orgullo de vestir la casaca que representa al país en que nacieron, porque creo que es el único que puede hacerlo. Sólo Él, que la defendió como nadie y la colocó en lo más alto del mundo, siendo millonario y sacrificando contratos. Pero va a tener un problema extra: es posible que a muchos de esos chicos tenga que explicarles también en que país nacieron. Una lástima.
Hoy dieron lástima, millonarios en billetes, mediocres en su compromiso de vestir dignamente la casaca de su selección. Para la próxima, quédense en Europa. No se molesten.
TANOPERIODISTA
Fotos: Clarín.com
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