El semillero del voley de Escobar
Pertenecen a la categoría Sub-16 del equipo de voley que conduce Gabriel Petitti. La frescura les brota con la naturalidad propia de la edad. Ellas son CaterinaArce, desde hace cuatro años jugadora de la institución; Agustina Paz, que lleva tres años en el Italiano; Antonella Pisani y la jocosa y tentada Marianela Rougier, que hablaba mirando el grabador, como si dicho aparato tuviera vida propia. Caterina, que se autocalifica como “buena armadora”, habla de la realidad del equipo: “-Estamos mejor que el año pasado, a dos partidos de la punta, pero en este momen-to estamos pasando por un bajón-”. Coinciden todas con esa afirmación, que Antonella amplía dándole la razón al entrenador: “-Es como dice Gabriel: cuanto más fáciles son los partidos, más nos cuesta ganar. Y nos vienen tocando rivales que no son del mejor nivel. En cambio, si nos enfrentamos a los mejores, nuestra producción mejora muchísimo-”. La “buena armadora" vuelve a la carga: “-Si tenemos que llevar el peso del partido porque nuestras rivales están por debajo de nuestro nivel, nos cuesta mucho. Es una presión que sentimos-”. Marianela, temible atacante, con simpleza, arriesga un defecto: “-A lo mejor jugamos distraídas-”. Naturalmente, prefieren jugar como locales, pero tienen quejas para hacer. “-Lamentablemente, viene poca gente a vernos. A veces, la mayoría de la gente es visitante-”. Coinciden también en que juegan porque les gusta practicar deportes. Incluso, Marianela y Caterina piensan ser profesoras de Educación Física. Antonella y Agustina, bien urbanas, eligen seguir Economía y Derecho. Se conocen mucho, suelen organizar encuentros fuera del horario de entrenamiento y, algunas, comparten escuela. Afirman que conforman un buen grupo, que se ayudan entre ellas. Representan al Club Italiano de Escobar. Aquí están, éstas son.
Pertenecen a la categoría Sub-16 del equipo de voley que conduce Gabriel Petitti. La frescura les brota con la naturalidad propia de la edad. Ellas son CaterinaArce, desde hace cuatro años jugadora de la institución; Agustina Paz, que lleva tres años en el Italiano; Antonella Pisani y la jocosa y tentada Marianela Rougier, que hablaba mirando el grabador, como si dicho aparato tuviera vida propia. Caterina, que se autocalifica como “buena armadora”, habla de la realidad del equipo: “-Estamos mejor que el año pasado, a dos partidos de la punta, pero en este momen-to estamos pasando por un bajón-”. Coinciden todas con esa afirmación, que Antonella amplía dándole la razón al entrenador: “-Es como dice Gabriel: cuanto más fáciles son los partidos, más nos cuesta ganar. Y nos vienen tocando rivales que no son del mejor nivel. En cambio, si nos enfrentamos a los mejores, nuestra producción mejora muchísimo-”. La “buena armadora" vuelve a la carga: “-Si tenemos que llevar el peso del partido porque nuestras rivales están por debajo de nuestro nivel, nos cuesta mucho. Es una presión que sentimos-”. Marianela, temible atacante, con simpleza, arriesga un defecto: “-A lo mejor jugamos distraídas-”. Naturalmente, prefieren jugar como locales, pero tienen quejas para hacer. “-Lamentablemente, viene poca gente a vernos. A veces, la mayoría de la gente es visitante-”. Coinciden también en que juegan porque les gusta practicar deportes. Incluso, Marianela y Caterina piensan ser profesoras de Educación Física. Antonella y Agustina, bien urbanas, eligen seguir Economía y Derecho. Se conocen mucho, suelen organizar encuentros fuera del horario de entrenamiento y, algunas, comparten escuela. Afirman que conforman un buen grupo, que se ayudan entre ellas. Representan al Club Italiano de Escobar. Aquí están, éstas son.
PABLO SPERDUTI
Esta nota está publicada en la edición del mes de mayo de "CLUB ITALIANO, la revista".
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